Muchos incluso defienden que la relevancia académica de sus investigaciones es suficiente para justificar que las enseñen [en las aulas]. Eso es caer bajo; casi ninguna teoría es enteramente relevante para los negocios y solo unas pocas son relevantes.Estas preocupaciones me llevaron a aceptar tomar posesión como decano de la Yale School of Management en 2005, donde pude comprobar de primera mano los problemas que ya antes había observado. Los cambios que mis colegas y yo llevamos a cabo durante los siguientes cuatro años se han percibido como un importante paso adelante con respecto al currículum tradicional.
Sin embargo, pronto me di cuenta de que los fallos de la educación de los MBA no se pueden solucionar con los cambios realizados por una o unas pocas escuelas de negocios desde la web encuestas remuneradas online .El hecho es que son tan profundos y están tan extendidos los problemas que afectan a la educación de negocios que la gente ha empezado a creer que las escuelas de negocios son dañinas para la sociedad, pues solo fomentan el interés propio, la falta de ética, e incluso los comportamientos ilegales por parte de sus graduados. ¿Cómo podemos hacer frente a una situación en la cual los MBA son parte del problema más que de la solución? Un lustro después, Podolny se recreó en ese «sistema corrupto» que había descrito Henry Mintzberg. Las palabras del decano de la escuela de Apple resumen, punto por punto, las tesis que aborda este libro y, por ello, podría darse este por concluido en este preciso momento con una respuesta tan rápida y directa como funesta y trágica para los MBA. MBA's, ¿ángeles o demonios? No lo dude, respondería Podolny: demonios. Ellos son el problema más que la solución.
Con Podolny se cierra el cuarteto crítico del sector, conformado por Khurana, Nohria, Cabrera y el propio decano de la escuela de Apple. Así queda conformado uno de los extremos del ring. En el extremo opuesto, justo en la otra esquina, el decano de Purdue y otros académicos, que niegan toda responsabilidad subyacente a las escuelas en relación con la crisis y los escándalos corporativos. Y entre ambos extremos, el resto del sector, más o menos abierto y receptivo al cambio, que en este momento significa abierto a la autocrítica interna.
En líneas generales, existe unanimidad en admitir que la crisis exige ciertos cambios en el sistema aunque, cuando se pregunta por la responsabilidad o no de las escuelas en la crisis, las respuestas ofrecen gran variedad. Pero en el fondo, matices aparte, el discurso de los decanos bebe del sentimiento de uno de los referentes intelectuales dentro del sector durante los últimos años, Peter Lorange, ex decano del prestigioso IMD suizo, que ensalzó el valor de las escuelas y los MBA en su libro Thought Leadership Meets Business, publicado a mediados de 2008, al poco tiempo de ceder su cargo a John Wells. La publicación del libro de Lorange fue anterior al estallido de las subprime, pero aun así no son pocos los decanos que, aun reconociendo que los MBA viven un punto de no retorno, creen que por encima de todo está el sector como negocio e industria.
La reflexión de Lorange habla por sí sola: «Los tres principales desafíos de las escuelas de negocios líderes son: primero, ser capaces de identificar nuevas oportunidades y de como ahorrar el dinero , tanto en nuevas áreas académicas como en nuevas geografías; segundo, movilizar recursos para aumentar el valor académico de la escuela, y tercero, aumentar y mejorar el ambiente de confianza e inspiración dentro de la escuela».